La Real Academia ya dio un aviso años
atrás, del empleo que se hace de manera abusiva de la anáfora “el mismo, la
misma”.
Pone ejemplos: Es preferible decir “fue
registrado el coche y sus ocupantes” (y no: fue registrado el coche y los
ocupantes del mismo); “la fecha es ilegible, pero se lee claramente la firma
que hay debajo de ella” (y no: la fecha es ilegible, pero se lee claramente la
firma que hay debajo de la misma).
Lázaro Carreter dice que en esta
innecesaria puntualización caen periodistas, publicitarios, administrativos,
etc. por considerarlo más elegante, pero que no pasa de ser vulgar y mediocre.
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Con la ironía que le caracteriza en sus
“dardos”, el académico pronostica que pronto será de lo más frecuente oír
diálogos como el siguiente:
“-Juraría que me había echado las llaves
en el bolsillo de la chaqueta, pero no llevo las mismas en el mismo.
-¿Te has mirado en el pantalón? Puedes
llevarlas en el bolsillo del mismo.
-No, no llevo las mismas en el mismo. Al
salir de casa habré dejado las mismas sobre algún mueble de la misma, mientras
sacaba el abrigo y me ponía el mismo.
-Tendrás que llamar a un cerrajero para
que abra la puerta.
-Sí, aquí tengo el teléfono del mismo.
Nos cambió la cerradura de la misma hace poco y conocerá la misma...”
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