Oigamos lo que dice Lázaro Carreter al respecto: “Estas palabras son
repetidas como un tic compulsivo de moda: apenas alguien ha concluido una
actividad corta o larga, se dice de él o lo dice él mismo que ya ·ha hecho los
deberes·
Es bien sabido que tal expresión procede del lenguaje infantil; la
emplean los niños al caer la tarde, apenas cierran el cuaderno y desean ponerse
a jugar. A algún adulto se le ocurrió usarla con ánimo jocoso y fue ocurrente
la invención. Pero ha venido después un tropel de secuaces que la repiten con
gracia melindrosa y pueril, como ese señor, tal vez subsecretario, tal vez
ejecutivo de una multinacional, con barbita recortada y gafas; o esa
presentadora de televisión sin lo uno ni lo otro, anunciando que, desde el poco
hacer, se van a arrojar al ·dolce no far niente· porque ya ·han hecho los
deberes· Lindo pero cargante, y señal de hipotálamo afectado.”
