miércoles, 19 de noviembre de 2025

CON EL DARDO DE LÁZARO

Emergencia

Dice Lázaro Carreter:

“Nada menos preocupante que la invasión de neologismos; como he escrito varias veces, acuden en ayuda nuestra para subsanar indigencias que sí deben preocupar. Un lector me pide que arremeta contra la ‘emergencia’ que puebla los avisos de los transportes: ‘Salida de emergencia’, ‘En caso de emergencia...’ Y propone como sustituto ‘alarma’. No es lo mismo. Este vocablo asusta mucho más. Una emergencia es cualquier suceso inesperado que altera imprevisiblemente la normalidad, sin duda alarmante, pero que parece controlado desde el lenguaje mismo. Yo, puesto a escoger, prefiero una ‘emergencia’ a una ‘alarma’ (palabra que aún evoca en mí refugios y bombas). Ocurre sin embargo, que, como toda novedad, el vocablo se ha convertido en comodín jugado sin reflexión. Leo un despacho de agencia que a la’ llamada de emergencia’ de un barco de pesca, acudió un guardacostas. Pero sin duda, lo que el pesquero emitió fue una llamada de ‘socorro’ o de ‘auxilio’, al haber surgido en él una ‘emergencia’ que lo requería.”

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miércoles, 12 de noviembre de 2025

CON EL DARDO DE LÁZARO

A bordo

Dice Lázaro Carreter:

“No son los ‘medios’ de ejecución rápida los que pueden fortalecer este humor nuestro de Pascua Florida; también los libros, de más sosegada elaboración, contribuyen a su salud, Juro haber leído en una novela de reciente y fulminante éxito que un fraile salió de la ciudad ‘a bordo de un burro’. Sin levantar la mano del sagrado texto, doy fe de que un libro político, no menos difundido y elogiado, cuenta que un prohombre ‘dirigió una carta por escrito’ a otro prohombre. Pero no debo destripar este volumen, que es una maravillosa ‘summa’ de cuantos cardos idiomáticos esmaltan de divertidos colores nuestra, antes, enlutada y ceñuda lengua castellana,”

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miércoles, 5 de noviembre de 2025

CON EL DARDO DE LÁZARO

El alma se me ha ido de bureo

Dice Lázaro Carreter:

“Hoy mismo, domingo 12, he recibido solaz infinito leyendo impreso un artículo mío en la revista donde salen. Había escrito yo no sé qué de ‘los antípodas’, porque así lo han dicho, desde Cervantes, Lope y Quevedo hasta Unamuno y Ortega, todos los bienhablados de nuestra lengua. Y así fue en mi original a la imprenta. Con la particularidad de que, no hace mucho uno de estos ‘dardos’ míos disparó contra la actual concordancia femenina, El corrector, que, no hay duda, se los salta, debió de pensar en mi chochez al ver ‘los antípodas’, y le largó el alegre ‘las’ de la modernidad. El gozo que me ha producido mi prevaricación, mi renuncio, no admite ser descrito: el alma se me ha ido de bureo por el corredor de casa saltando y cantando a lo Madonna.”

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