Palabra
cazada: querido
Dice Lázaro Carreter:
“Porque ¿no es lógico llamar también ‘querido’ o ‘querida’ a
quien se quiere? Y así se dijo durante siglos. Esta voz y ‘amante’ se huicieron
genelas en ambas orillas del idioma, con un distingo: las gentes bien comidas,
era lo normal, podían tener ‘amante’
y también ‘querido’ o ‘querida’; los pobres, sólo esto último,
aunque a mucha honra. Un peón amante de una planchadora hubiese resultado
exótico: eran ‘queridos’.
Ocurre, sin embargo, que las dos palabras viven pero jubiladas desde
hace unos treinta años; se puede decir que poseen ‘amante’ un magnate o una dama de sangre antigua, ambos maduros.
Pero el término le está casi vedado, si no se quiere echar énfasis, a quien es
joven o, sin serlo mucho, tiene un IRPF negativo o de risa. A veces, el vocablo
enfatiza la pericia en el enpalme, y entonces sí, en un nivel culto se admite
calificar a alguien de buen o buena ‘amante’
incluso al esposo o a la esposa que lo afrontan con arte encomiable.”
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