Palabra cazada: politólogo

Dice Lázaro Carreter:

“Está avanzando, a la vez que el término ‘analista’ otro neologismo en estrecha vecindad y usado como sinónimo suyo: ‘politólogo’, recientemente acuñado sobre el esquema ‘ideólogo, musicólogo, lexicólogo’, etc. Resulta aún más sublime que ‘analista’, aunque pésimamente construido: lo correcto, y aún más feo, sería ‘politicólogo’. Nombre que evoca más bien a alguien que, sin dedicarse necesariamente a la política, posee especiales conocimientos de ella. Los cuales no tienen por qué ser contingentes y referidos a una realidad circunstancial, que son los característicos del comentarista (o ‘analista’), sino preferentemente teóricos, resultantes de una aplicación estudiosa a la ciencia política. Un especialista en tal ciencia podría ser –si se atreve con el término, un ‘politicólogo’; un glosador del acontecer diario, evidentemente no.

El paso siguiente, podemos estar seguros, lo darán los ‘culturólogos, sucesólogos, deportólogos, nupciólogos’, y demás.”

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Exaltación del nombre

Dice Lázaro Carreter:

“He aquí un ejemplo de  la exaltación injustificada de un nombre: parece que ha llegado el momento de sublimar, exaltar nominalmente y engrandecer con flatos de voz a los comentaristas de prensa, radio y televisión que se especializan en cuestiones político-sociales. Empieza a llamárseles ‘analistas’, añadiéndoles el adjetivo de lo que analizan. No bastaba, está bien claro, su nombre tradicional de ‘comentaristas’,  o el más nuevo de ‘columnistas’ (es decir, redactores de una columna especializada, si se trata de prensa), y ha sido preciso apelar a ese término pretencioso, con el que, es de suponer, se instalan en un peldaño superior al de quienes se aplican a materias de menos pingorote: cultura, sucesos o deportes, pongamos por caso.”

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Aupando los nombres

Dice Lázaro Carreter:

“En zonas que no admiten sarcasmo, el proceso ascendente tiene hoy enorme fuerza, y, en pocos años, hemos visto como el ‘maestro’ cambiaba su hermoso título por el de ‘profesor’, el ‘aparejador’ por el de ‘arquitecto técnico’ y el ‘practicante’ por el de ‘ayudante técnico sanitaio’. Esta tendencia de aupar los nombres es palpable en todas las actividades sociales. Hasta hace poco, un ‘Direcyor General’ era normalmente en España un alto funcionario ministerial que ostentaba la ‘dirección superior de un cuerpo o de un ramo’. No hay ahora empresa que se precie si no tiene a su cabeza un excelso ‘Director General’: pronto los habrá hasta en los puestos de venta ambulante. No les basta el sobrio y escueto nombre de ‘director’.”

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I

El galicismo ‘elite’

Dice Lázaro Carreter:

“El triunfante galicismo ‘elite’ ha penetrado con fuerza en todas las lenguas cultas. Es cómodo y práctico; funciona como una abreviación de ‘lo más distinguido y selecto’, ‘lo resultante de una ultima y minuciosa selección’; no en vano procede, en francés, del verbo latino ‘eligere’: es una elección hecha con pinzas y guantes. En español poseemos metáforas remilgadas para expresar eso mismo, como ‘flor, nata o crema’, y alguna tan hortelana comp ‘cogollo’. Cuando Agustín Lara, el músico mexicano, cantó a Madrid en su famoso chotís, piropeó de lo lindo a algunos tertulianos fijos de un notorio bar, llamándolos ‘crema de la intelectualidad’; olvidó, en cambio, a ciertas clientas fijas, cuyas mesas alternan con las de aquellos talentos, y que podían ser la ‘nata de la virtud’. Más rápido, aunque menos poético, hubiera sido llamar a unos y a otras ‘elite’ de sus respectivas y bien avenidas cofradías. Y decididamente peor , aludirlos como ‘cogollos o flores’, respectivamente.”

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Uso dislocado de “Tema”

Dice Lázaro Carreter:

“Desde hace unos años padecemos en España –ignoro si también en América- la tonta, pero supongo que inevitable agresión de un uso dislocado de ‘tema’. En un solo día, en un gran rotativo nacional y en apenas tres medias columnas, pude contar hasta cinco empleos disparatados del mismo vocablo.

Tal es el giro imprevisible que la palabra ha dado, y que triunfa por doquier. ‘Tiene que adelgazar, ha de ocuparse en serio del tema’, recomienda el médico a un paciente.  Mi vecino abogado, de quien me separa un tabique, instruye a un cliente: ‘hay que hacer el depósito que le reclaman, para poder seguir adelante con el tema’. Y si pregunto inquieto al guardián de mi garaje por los ladridos amenazadores de un perro cuando me ve, contesta: ‘No se preocupe del tema, no muerde’. Se trata de una floración extraordinaria, que, de ser de claveles, mantendría a España en una primavera adorable.”

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Como muy

Dice Lázaro Carreter:

“He aquí  una breve selección de piezas, pertenecientes a la jerga ‘starlette’, que he capturado por el espacio hertziano:

La película es ‘como muy’ graciosa, ‘como muy’ divertida para el publico. Con este director de cine se trabaja ‘como muy’ cómoda. Tu pregunta es ‘como muy’ indiscreta. Me gustan más los perros que los gatos; son ‘como más’ cariñosos. A mí esas cosas me salen ‘como espontáneamente’, no las pienso. Pero eso está ‘como bastante’  lejos, ¿no crees? Lo erótico es ‘como menos’ zafio que el porno, no sé, ‘como más’ elegante; no te sabría decir, pero creo que se distingue ‘como muy’ bien lo erótico de lo porno.

Ni que decir tiene que ésta última es la perla de mi colección, prácticamente insuperable. La emitió una muchacha aria, rubia, de ojos claros avellanados, y con todos los signos de una perfecta evolución zoológica; viéndola, nada permitía pensar que fuese capaz de segregar aquello.Pero lo fue, y sin un parpadeo.” 

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