miércoles, 30 de junio de 2021

Interregno

Dice Lázaro Carreter:

¿Cómo llamaríamos al tiempo que transcurre entre dos sucesos? Se me ocurre tal vez como a usted, lector, que el nombre conveniente sería ‘intervalo o plazo’. Véase cuál emplea una comentarista política en su brillante artículo de esta semana: ‘En el largo interregno  de las siete horas que mediaron entre el programa en directo con que nos obsequió la radio conectada al salón del Congreso, y el mensaje de Su Majestad, ¿qué sucedio?’. Eso podemos preguntarnos, ¿qué sucedió? Porque no hubo interregno, el cual, Dicionario en mano, es ‘el espacio de tiempo en el que un Estado no tiene soberano’. Pero está bien claro  que en aquellas horas –las del secuestro del Parlamento- España sí tuvo un soberano con los atributos precisos.”

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jueves, 24 de junio de 2021

El énfasis

Dice Lázaro Carreter:

“Culpa del ‘énfasis’ es esa pegajosa sarna  que ha acometido a tantos hablantes y escribientes. No es que colectivamente nos hayamos hecho más ampulosos. Ocurre tan sólo que muchos que viven de la pluma y del micro –y de la cátedra, por qué no, y del foro y de la política-  carecen de la más pequeña sensibilidad idiomàtica. Tienen pelos en la legua, desconocen su idioma y son incapaces de detectar, por tanto, lo ajeno. Pero, a la vez, sienten la necesidad de distinguirse, de alzarse un palmo o dos sobre el común, hablando de otra manera. Y ese modo es ‘el énfasis’, el rodeo por frases bien pobladas de vocablos de moda. El resultado es que no se expresan con el sencillo lenguaje del pueblo, pero tampoco logran individualizarse  porque hablan y escriben todos igual, todos mal. Las excepciones –por fortuna, las hay- son las que sobresalen, las que oyentes y lectores buscan por su originalidad.”

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jueves, 17 de junio de 2021

Cumbre

Dice Lázaro Carreter:

“De pronto la ‘cumbre’ se ha abajado y ha empezado a correr por el idioma como atacada de picor. Han empezado a celebrarse ‘cumbres’, no sólo de gobernadores civiles –que son autoridades delegadas-, sino de ejecutivos y técnicos de empresas, de sindicalistas, de representantes estudiantiles y hasta de mandos de la policía urbana. Si la palabra en sus comienzos hacía pensar en montes ciclópeos, evocó luego también airosa colinas y graciosos collados; en su aminoramiento, cumbre puede ser, en cualquier momento, un montoncito de tierra al lado de un hormiguero.

Si se abusa del vocablo, si se llama ‘cumbre’ a una junta de vecinos, habremos empobrecido nuestro idioma, al desplazar sus términos propios (‘reunión, conferencia, junta, asamblea, consejo...’), y sustituirlos por algo que, en definitiva, será una insulsez, privado de su gracia metafórica de origen.”

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jueves, 10 de junio de 2021

Captar el pulso

Dice Lázaro Carreter:

“Escribió un columnista: ‘en la cumbre de responsables del gobierno, se ha podido captar el pulso de la situación política...’

¿Acaso dice  a sus amigos el autor de tal artículo: ‘Me he captado el pulso esta mañana, y tenía noventa pulsaciones’? El pulso se capta o no a los lipotímicos, desmayados o moribundos; a quienes viven y colean se les ‘toma’. ¿O era eso lo que astuta y solapadamente daba a entender el pasaje: que la situación política española es tan átona y desfallecida  que su débil pulso debe ser ‘captado’ como si fuera señal de otra galaxia? Pero no: situado el párrafo en su contexto, se pierde la esperanza de que  fuera tan aguda la intención. Quien lo escribió estaba, sencillamente, en trance metafórico, furor que, cuando acomete,  atropella el sentido común y lo arrebata.”

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viernes, 4 de junio de 2021

Ringorrangos retóricos

Dice Lázaro Carreter:

“Leo en un reciente artículo firmado por un conocido columnista: ‘En esta cumbre los responsables del gobierno en las provincias españolas han podido captar el pulso de la actual situación política’. Lo cual, traducido a simple idioma de la calle,  significa exactamente: ‘En esta reunión los gobernadores civiles han quedado informados de la situación política’ . Casi la mitad de palabras, y, como mínimo, el quíntuplo de nitidez. Pero ya no cabe dudar de que, para muchos, ni el ahorro de energía expresiva ni la claridad, la santa claridad,forman parte de sus ideales. Domina en ellos, por el contrario, el afán de exhibir ringorrangos retóricos  que consideran lujo y elegancia del estilo y son sólo el lazo de la coliflor.”

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