miércoles, 25 de septiembre de 2019


Xenismos

Dice Lázaro Carreter:

“Los xenismos o extranjerismos que se introducen sin maquillaje castellano alguno , tal como se escriben en su lengua de origen, e incluso se pronuncian mejor o peor que en su procedencia, penetran ahora con suma facilidad en todas las lenguas; y ello, porque el acceso a las cosas que designan ya no es privilegio de una minoría distinguida, como antaño, y porque sus nombres entran por los ojos: el alud avasallador de la publicidad en prensa y televisión constituye una imparable vía de penetración de xenismos, anglicismos sobre todo, que, poco a poco, van configurando de modo distinto la estructura de nuestro léxico y de nuestra escritura. Así: tricotosa, fútbol, gol, penalti, córner, vagón, raíl, compartimento, túnel, butic, boutique,, crucial, informal, puntual, prefabricado, inflación, cibernética, líder, procesar…”

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viernes, 20 de septiembre de 2019


Ornamentos valdesianos del hablar, en el siglo XIX

Dice Lázaro Carreter:

“Ornamento o necesidad, según dictaminó Juan de Valdés hace más de cuatro siglos deben atraer y atraen voces nuevas: sándwich (caldo), ratón (del ordenador), amante (amador), sujetador (sostén), balador, tanga (taparrabos), trabajador (obrero), hacer el amor, mecachis en la mar, hacer pipí, hacer pis  (mear, orinar), almorzar (comer al mediodía), lifting, moldeado (permanente), volleyball (balonvolea), fairway, Green, putt, drive, smach, waterpolo… “

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sábado, 14 de septiembre de 2019


Neologismos en el castellano del siglo XIX

Dice Lázaro Carreter:

“Las convulsiones políticas esultantes de la Revolución francesa y los exilios motivan numerosos neologismos correspondientes a un cierto modo de vivir y convivir. Los liberales y los románticos aportan entonces abundantes términos ingleses y franceses. La libertad en política y en arte instauran una nueva realidad, antes aparece en la América insurgente que en España, y, por supuesto, mucho antes que la Academia se diera por enterada. En la lengua de Simón Bolívar abundan muchos vocablos que tardarían en entrar en el Diccionario, Así: patriota, terrorismo, liberticida, constituyentes (cortes), diplomacia, Secretario de Estado, congreso, rifle, complot…”

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domingo, 8 de septiembre de 2019


Voces contra los puristas

Dice Lázaro Carreter:

“Son, como es de rigor, los más inquietos espíritus del siglo XVIII quienes intentan romper el encorsetamiento del idioma. Feijoo había emitido opiniones tajantes: ‘¡Pureza! Antes se debería llamar pobreza, desnudez, miseria, sequedad; los puristas hacen lo que los pobres soberbios, que quieren más hambrear que pedir’ Para introducir un neologismo, no es preciso que nos falte un sinónimo, ‘basta que lo nuevo tenga o más propiedad, o más hermosura, o más energía’. Jovellamos desdeña a las personas ‘escrupulosas’, dice, que se han alarmado por la impureza idiomática de su tragedia Pelayo. El rimer Capmany asegura que todos los juristas son ‘fríos, secos y descarnados’. José Reinoso reconoce el derecho que tiene toda persona instruida a innovar con tiento. Álvarez Cienfuegos dice que lo humanitario, lo fraternal, anula todas las diferencias de castas, pueblos y lenguas, y se pregunta: ‘¿Por qué no ha de ser lícito a los presentes introducir en la lengua nuevas riquezas traídas de otras naciones?... ¿No es una preocupación bárbara el querer que cada lengua se limite a sí sola sin que reciba de las otras los auxilios que pueden darle y que tan indispensables son para los adelantamientos científicos?’.”

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martes, 3 de septiembre de 2019


El casticismo y el purismo

Dice Lázaro Carreter:

“El casticismo había surgido en la primera mitad del siglo XVIII apoyado por la Academia, que, al determinar cuáles eran las palabras legítimamente castellanas, patrocinaba directa o indirectamente su empleo y, en su caso, la resurrección de las que eran de casta. La Academia no fue fundada, en realidad para combatir los galicismos, porque aún no constituían problema en 1713; su propósito fue sólo el de ‘fijar’ la lengua, que, según ella, había alcanzado su perfección en los Siglos de Oro. Será más tarde, ya en la octava década del siglo, cuando dicha institución abandone aquella actitud, en cierto modo neutral, hostigada por una opinión muy extendida que la juzgaba inoperante.Cuando convoca e 1781 el concurso para premiar una sátira contra los vicios introducidos en la poesía española, se incorpora el otro movimiento, gemelo, pero no coincidente. Porque mientras el casticismo limita su aspiración a mantener activo el caudal léxico castizo, el purismo es una fuerza que pugna indignadamente contra la novedad.”

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