miércoles, 28 de diciembre de 2022

CON EL DARDO DE LÁZARO

Amoríos

Dice Lázaro Carreter:

¿Podríamos hablar de ‘amoríos’ como equivalente castizo de ‘romance’ y evitar este nombre? Con el Diccionario académico en la mano, Sí; porque define ‘amorío’ como ‘enamoramiento’, es decir, como ‘acción y efecto de enamorarse’. Parece claro, sin embargo, que la Academia  no hizo diana al definir ese vocablo: ¿quién osaría decir que entre Abelardo y Eloísa hubo un amorío? Más exacta se mostró María Moliner al definir tal vocablo como : ‘Relaciones amorosas poco serias. Se usa más en plural’. Y tambiébn como: ‘Lío. Relaciones amorosas irregulares’. Pienso que eso es lo que entendemos todos con tal palabra. Y, por tanto, había que desecharla como equivalente castizo de ‘romance’, ya que el Fulano y la Zutana de quienes se afirmase la existencia de mutuos amoríos, podrían llevar el asunto ante un juez, por llamar ‘lío’ y calificar de ‘irregulares’ sus relaciones.”

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jueves, 22 de diciembre de 2022

CON EL DARDO DE LÁZARO

Romance

Dice Lázaro Carreter:

“He aquí una de las palabras más encantadoras de la moderna Jerga. Leo en una revista de esta semana: ‘Cuando se hizo público el romance entre el argentino (el tenista Guillermo Vilas) y la princesa Carolina de Mónaco...’. Un hispanohablante antiguo encontraría aquí un simple error gramatical; esperaría leer ‘el romance del argentino...’ igual que se dice ‘el romance de Gerinelo o el romance de la malmaridada’. Y supondría que se había difundido una poesía en octosílabos, con asonancia en los pares, contando, eso sí, los amores entre el deportista y la princesa. Pero no es eso, evidentemente, lo que el reportero quería decir; tal vez no había mucha poesía en ese ‘romance’, y la preposición ‘entre’ sugiere más una actividad compartida, recíproca y de vaivén. El periodista en buen, aunque púdico castellano, tendría que haberse referido a ‘los amores’ entre el atleta y la alta dama, para ser comprendido por quienes no frecuentan la logomaquia de moda. Hay que conceder, sin embargo, que lo de ‘amores’ tal vez quedaba escaso. Porque existen amores como el que Dante sintió por Beatriz o el que incendiaba el pecho de Don Quijote, cualitativa y cuantitativamente distintos a los de estos dos modernos héroes.”

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viernes, 16 de diciembre de 2022

CON EL DARDO DE LÁZARO

Partidista

Dice Lázaro Carreter:

“El equivalente del sintagma ‘de o del partido’ debería ser ‘partidista’, en la línea con ateneo-ateneísta, derecha-derechista, Jansenio-jansenista. Pero aquella palabra está ya vinculada a ‘partidismo’, nombre que defina así el Diccionario: ‘Adhesión o sometimiento a las opciones  de un partido con preferencia a los intereses generales’. Y, claro, no hay quien desee proclamarse tan parcial, ni confesar que los intereses de su partido no son los de todos. Tampoco abundan los informadores con valor para firmar que esos intereses son ‘partidistas’. Y se lavan las manos, para no ofender, echando una de ellas al vecino ‘partidario’, tan ajeno él a esa acepción, y traído, quieras o no, a significar lo que no significa.

Pero, ¿qué puede hacerles aborrecer ‘de o del partido’? ¿La preferencia anglizante y científico-técnica por los derivados adjetivos? Pues dispónganse a decir, en lugar de ‘dolor de cabeza’, ‘dolor cabezario’.”

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viernes, 9 de diciembre de 2022

CON EL DARDO DE LÁZARO

Partidario exige complemento con ‘de’

Dice Lázaro Carreter:

“’Partidario’ –todo el mundo lo sabe, menos los que importa- es uno de los muchos adjetivos que exigen complemento con ‘de’. Se es ‘partidario’ de estar en la OTAN o de no estar; de ir al cine o de no ir. Otros muchos adjetivos no precisan tal construcción (‘Es una casa vieja’); y hay otros, por fin, que requieren un objeto indirecto (‘Luis es fiel a sus amigos’ = ‘les es fiel’) Son las tres grandes categorías en que se encuadran los adjetivos españoles; existen otras de menor importancia. Y no hay que saber gramática para usarlos bien, sino sentirla, y tener la cabeza para discurrir, y los glúteos para sentarse. A ‘partidario’ le sucede como a ‘merecedor, incompatible, comparable’  y a tantos adjetivos más: sin algo que les siga, unido con preposición, no funcionan.”

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sábado, 3 de diciembre de 2022

CON EL DARDO DE LÁZARO

Partidario

Dice Lázaro Carreter:

“Se está escribiendo con estremecedora frecuencia el adjetivo partidario’. No es nueva la invención; se oye y se lee desde hace dos o tres años, en la acepción que le dan: ‘propio de un partido político’. Ocurre que ahora bulle más por columnas y por ondas. ‘Los intereses partidarios deben posponerse a los del país’. ‘Hay que profundizar más en el cumplimiento del programa partidario’. Pues sí que estamos apañados con esta manía de sustituir por un adjetivo extravagante los normales comportamientos preposicionales. Porque es ‘los intereses de partido’, o ‘el programa del partido’ lo que se quiere expresar de modo tan sintético como poco ático.”

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