jueves, 30 de enero de 2020


Mentalizar y concienciar

Dice Lázaro Carreter:

“Oigo a los políticos decir que ‘hay que mentalizar o concienciar a la base’. Sus métodos han aprendido de la publicidad la misma invasión de las almas, idéntico zarandeo, igual absorción. Consignas simples, razonables o no, lanzadas como cantos a las cabezas, hasta que entran y se funden con la masa encefálica. La ‘mentalización y concienciación’ que así se procura constituye la negación misma de la Retórica, por cuanto trata de ganar adeptos a una causa rindiendo racionalmente voluntades indiferentes u obstiles. Antes se trataba de persuadir, esto es, de conducir al interlocutor por una senda dialéctica, que él tenía que recorrer paso a paso hasta el punto deseado. Ahora se le ‘mentaliza a conciencia’ tomándolo a volandas e instalándolo en dicho punto, quiera o no quiera.

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sábado, 25 de enero de 2020


Tenemos que mentalizarnos

Dice Lázaro Carreter:

’Tenemos que mentalizarnos y acostumbrarnos a lo moderno’, oí decir a un matrimonio maduro, al cruzarme con él, paseando por las verdillas de El Escorial. ¿En qué tendría que mentalizarse aquel apacible matrimonio? El verbo ‘mentalizar(se)’ y su hermano gemelo ‘concienzarse’ llegaron hace pocos años, por la propaganda comercial y el activismo político, y ya campan por nuestros predios con toda normalidad. ‘Mentalizar’ se ha construido sobre el adjetivo ‘mental’ en serie con ‘centralizar, nacionalizar, bestializarse, brutalizarse, etc’. Aparentemente está bien; pero no lo parece tanto si pensamos que estos últimos verbos significan ‘hacer(se), volver(se) bestial y brutal’, y que ‘mentalizarse’ no quiere decir ‘hacer(se), volver(se) mental’. Esta simple prueba demuestra lo forzada que resulta la invención o adaptación.”

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domingo, 19 de enero de 2020


En pelotas II

Dice Lázaro Carreter:

‘En pelotas’. que revela una asociación maliciosa y tosca, está extendido por todo el ámbito del idioma, y hay que confesar su rotundidad expresiva. ¿Puede decirse de las mujeres? No sólo las pelotas se les atribuyen para encarecer su valor, sino, directamente, lo que las pelotas evitan nombrar. Fuera de esas hipérboles de caràcter y de valentía, parece evidente que atribuir pelendengues a las damas es barbaridad contra natura. En cambio, en singular, esto es ‘ en pelota’, que significa ‘en piel o en pellejo’, les acomoda tan bien como a los hombres.
Me permito recomendar la locución ‘en pelota’, y el olvido completo del plural. O si ello resulta ya imposible, que los hablantes distingan con claridad ‘en pelotas y en pelota’ y que no confundan esta última, el pellejo o cuero, con las témporas.”

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lunes, 13 de enero de 2020


 Vuelos domésticos

Dice Lázaro Carreter:

“Las oficinas de viajes han consagrado ya el adjetivo ‘doméstico’ colgándolo del cartelito que anuncia: ‘vuelos domésticos’. Quiere aludir con ello a los que se realizan dentro del territorio nacional. Este es el sentido que tiene el inglés ‘domestic’ (propio del país). Pero El Diccionario de Autoridades no recoge esta acepción hablando de ‘doméstico’, sino lo que es propio de la casa, (no de la nación) Así que, diccionario en mano, al hablar de ‘vuelos domésticos’, no habría más vuelos de esa clase que los de objetos lanzados en una trifulca matrimonial.

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miércoles, 8 de enero de 2020


Okay

Dice Lázaro Carreter:

“En la sesión académica, en la que se admitió el vocablo ‘vale’, un argumento fue decisivo: ‘vale’ ha cerrado el paso en España al yanquismo ‘okay’, de tan dolorosa prevalencia en otras tierras hispanohablantes. Atroz ‘okay’ con una cabeza de puente peligrosa en la jerga de la aviación comercial y de las agencias de viajes. ‘Su billete está okay’ contesta al viajero que pregunta si ya lo tiene en regla. Bien que escriban en el papelito O. K., si es tal la convención internacional, pero de eso a lanzar el espantoso exabrupto media un trecho que los empleados del aire deberían evitar.”

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jueves, 2 de enero de 2020



Vale II

Dice Lázaro Carreter:

“El país se pobló de seiscientos y de ‘vales’, hasta convertirse éstos en la más preclara manifestación de vulgaridad de la nueva sociedad consumista. Pertenece a ese repertorio de acuñaciones idiomáticas que suplen todo esfuerzo por su repetición automática. Es en extremo vulgar precisamente por eso, por su frecuencia, por su reiteración monocorde e invariada. En lugar de enriquecer el idioma lo disminuye, lo reduce en esa zona, invalidando lo existente o marcándalo como propio de inadaptados a la uniformadora y chata modernidad.  Ni siquiera tiene la utilidad de servir como distintivo de clase: ‘vale’ puede oírse lo mismo en los andamios que en los pasillos de la Universidad, igual en las butacas de un teatro caro que en un cine de barrio. Las peculiaridades lingüísticas caracterizan el grado de cultura, no la pertenencia a un grupo socioeconómico.”

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