lunes, 31 de enero de 2022

Creciente Rojo

Dice Lázaro Carreter:

“A propósito de la nauseabunda guerra de Irán e Irak me ha saltado al oído no sé qué importante misión humanitaria realizada por el ‘Creciente Rojo’. Lo ha dicho cierta locutora que lee siempre altiva e impávida. No es la primera vez que oigo o leo tamaña memez, que nos están colando los traductores a mocosuena. Sale del teletipo ‘Croissant Rouge’, si la agencia de noticias es francesa, o ‘Red Crescent’, si es angloamericana; y helos ahí vertiendo el ‘Croissant’ o el ‘Crecent’ por ‘Creciente’.

No hay que escarbar mucho para encontrar oficiales de la lengua española, ignorantes de que las dos palabras traducidas por ‘Creciente’ significan ‘Media Luna’. Causa asombro, pero es así. No había que pedirles mayores saberes, pero ese parece imprescindible. Y aún, por pura intuición, deberían adivinar que, si la Cruz fue el símbolo cristiano frente a la Media Luna sarracena, la misma institución paralela a la ‘Cruz Roja’, en países mahometanos, tiene que llamarse Media Luna Roja’.”

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lunes, 24 de enero de 2022

Nosotros los lideres

Dice Lázaro Carreter:

“Por la radio escuché a otro que afirmaba: ‘nosotros los líderes...’. Mi sorpresa fue enorme, pues pensaba que el liderazgo era algo reconocido por los demás, no un grado u oficio que podía ponerse en la tarjeta de visita. Me hizo recordar la anécdota que contaba un viejo canónigo de Salamanca, gran amigo mío (y antes de Unamuno), a quien el obispo Cámara envió a Alba de Tormes para averiguar qué había de cierto en un convento, alterado por los supuestos estigmas milagrosos de una monja. Don José Artero – tal era el nombre de aquella inolvidable persona- reunió a la comunidad, y con su tono más inocente preguntó: ‘vamos a ver , hermanas, ¿quién de ustedes es la santita?’. Tenue  y cristalina , se oyó una voz: ‘Yo, padre’. Don José no quiso averiguar más: ‘Ya me basta, ya me basta’, les dijo. Y se volvió a Salamanca sin el prodigio. Ahora oímos que alguien declara: ‘Yo soy líder’, y lo rociamos de aplausos, fiados de su palabra.”

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lunes, 17 de enero de 2022

¡La kultura!

Dice Lázaro Carreter:

“Ah, la cultura, ´la kultura!, que todos invocan con tanto fervor. Tengo aquí a mano el manifiesto de un partido cualquiera , donde leo que es preciso crear ‘nuevas empresas competitivas y equiparables a los países más desarrollados’. ¿No es ambicioso y excitante el propósito de crear empresas comparables, ellas solitas, a Alemania, el Japón o lo Estados Unidos? Aunque imagino que el redactor quiso hablar, y no supo, de empresas comparables ‘a las de’ los países más desarrollados.

Se oye por todos lados que hay que ‘relanzar’ la actividad productiva. Otro vocablo fundamental de estos campeones de la cultura , que, con sólo consultar el Diccionario, se enterarían de que ‘relanzar’ significa ‘repeler, rechazar’. Por lo que se nos está invitando a la parálisis y al nirvana. Creo que ellos quieren decir ‘reactivar’, pero, ¿no estarán ofreciendo exactamente lo que dicen?

Pues ¿y los que hablan de ‘frenar el paro’? ¿Habrase visto imagen más desdichada  de esta de meter el freno a lo frenado? ¡La kultura!

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lunes, 10 de enero de 2022

Para que no te callen

Dice Lázaro Carreter:

“Los políticos y los periodistas ni siquiera cuidan lo que sí podría pensarse con tiempo y detención. Por ejemplo, los carteles electorales que han disfrazado de verbena las ciudades. Hay uno que choca; solicita el voto al ciudadano diciéndole: ‘Para que no te callen’. Es de un partido cuyos correligionarios acaban de devolver al más siniestro silencio a los polacos. ¿De qué oscuro fondo internacional habrán sacado ese empleo factitivo de ‘callar’, dándole el significado de ‘hacer callar’? En castellano uno ‘calla’, pero no ‘calla’ a otro, sino que ‘lo acalla’.”

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lunes, 3 de enero de 2022

Coligarse

Dice Lázaro Carreter:

“La acción de formar una liga se llama en nuestra lengua, desde mediados del siglo XV, ‘coligarse’, vocablo tomado del latín ‘colligere’. Esta es la voz española tradicional, que los clásicos emplearon y que los diccionarios registran, hasta el último de la Academia.

Este era nuestro uso hasta que, a mediados del siglo pasado, apareció en escena el intruso ‘coaligarse’, por influjo del francés ‘se coaliser’ o, tal vez, por un cruce entre ‘coligarse’ y ‘coalición’: se supuso que eran palabras de la misma familia, aunque no son ni vecinas: una procede de ‘colligere’, y la otra de ‘coalescere’. El caso es que hoy tenemos ‘coaligarse’ empujando sobre todo en el léxico político, con fuerza que parece imparable. Son los que escriben y hablan si pensar, quienes nos lanzan ese verbo a ojos y oídos.”

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