viernes, 27 de noviembre de 2020

Acomodamiento

Dice Lázaro Carreter:

“He aquí algunos ejemplos demostrativos de la irresponsabilidad con que escriben muchos responsables directos de la salud del idioma español. Leo, por ejemplo, ‘no está aún resuelto el acomodamiento de nuestros atletas en Moscú’; el periodista quería decir ‘acomodo’, pero esta palabra tiene un no sé qué de plebeyo si se compara con la otra tan larga y sonora. El mismo tipo de error se observa en la noticia  que anuncia una ‘rueda de consultaciones’ en Londers, y en otra que alaba las ‘concentraciones’ hispano-andinas en política exterior. En los tres casos los escribidores padecen de empacho sufijal y lo segregan por donde pueden. En elprimer ejemplo, como hemos visto, se pega uno a ‘acomodo’; en los dos últimos, a ‘consulta’ y a ‘concierto’, respectivamente. Vocablos a los que tal coda convierte en adefesios.”

Imagen:https://www.google.com/

sábado, 21 de noviembre de 2020

La pugna entre las lenguas

Dice Lázaro Carreter:

“Ateniéndonos a lo que bulle en la superficie, la pugna entre las lenguas, nadie, salvo los radicales de ambos polos, lo encara con nitidez. Si existe la voluntad de mantener la unidad estatal del país, el castellano –el español- debe ser protegido y no asediado (y no me refiero, claro, a la simple protección de las leyes). Nadie sensato piensa ya en imponerlo ni en desalojar de él las demás lenguas. Son los hablantes de éstas quienes deben decidir si en su horizonte político figura o no la nación común. Y si su decisión es afirmativa, el castellano no puede resultarles huésped, ni ingrato, ni incómodo. Aquel argumento de Unamuno sigue en pie: el castellano dio su ‘núcleo de concentración y unidad’ a los españoles.”

Imagen;https://www.google.com/

lunes, 16 de noviembre de 2020

La convivencia idiomàtica

Dice Lázaro Carreter:

“La democracia ha tenido, entre otras virtudes, la de sacar a la luz conflictos que se estaban pudriendo, como el de la convivencia idiomàtica, dificilísima ya a  fuerza de torpezas represoras. Pero la reacción amenaza con ser de signo idéntico y contrario, sin que nadie parezca decidido a parar de una vez el péndulo. A un secular impulso expansivo del castellano, en gran medida espontáneo aunque envenenado por las represiones, está sucediendo el de rechazo que niega obstinadamente a aquel toda legitimidad histórica. Y si la imposición de la lengua central servía claramente un designio político, otros designios de ese mismo carácter sirven muchos proyectos actuales para reducirla y amenguar su ámbito.Las lenguas son inocentes, pero sirven como armas dóciles a quienes saben instrumentalizarlas con astucia. Mientras la hegemonía obligada del castellano obedecía a un plan de Estado uniformador más que unificador, las reticencias u hostilidades contra él pueden deberse, en muchos casos, tanto o más que a salvaguardar las lenguas antes oprimidas, a un propósito debilitador del Estado, que se ampara con el sagrado derecho de defender el mayor tesoro espiritual de cada pueblo, que es su idioma propio.”

Imagen:https://www.google.com/

martes, 10 de noviembre de 2020

 Reconducir

Dice Lázaro Carreter:

“Ningún ejemplo mejor podría aducirse para probar la influencia casi monstruosa que ejercen los medios de difusión sobre la lengua común. ‘Reconducir’ era desde antiguo un término jurídico que significaba: ‘prorrogar un arrendamiento’, y vivía lánguidamente en el idioma. El diccionario de M. Moliner añade otra acepción: ‘conducir o llevar una cosa al sitio de donde ha salido o ha sido traída’. El vocablo pues, aunque muy escasamente, funcionaba ya para indicar la marcha atrás en un proceso iniciado que no se desarrollaba a gusto. Pero hoy, por ejemplo, cuando el gobierno habla de ‘racionalizar  el proceso económico, y de reconducirlo según el artículo 143’, no se le da a ‘reconducir ‘ el sentido de hacerlo de nuevo, sino de ‘rectificar  o variar el rumbo’.

El vocablo dotado de su nuevo meollo significativo, cuenta con cuatro meses escasos de vida, pero posee ya la fuerza de un jayán. Se ‘reconducen’ ya las autonomías, los criterios y los programas de televisión. Dentro de nada, quienes concursen en estos últimos y se equivoquen sobre el color blanco de Santiago, preguntarán al jurado: ‘¿Puedo reconducir la respuesta?’ No faltarán tampoco los diputados que pidan la palabra para una ‘reconducción’.”

Imagen:https://www.google.com/

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Esplendor

Dice Lázaro Carreter:

“La novedad con que hoy se propagan las novedades idiomáticas es vertiginosa. En tiempos pasados tardaban años en ser aceptadas, y esa larga duración del proceso actuaba de filtro que retenía la suciedad y sólo concedía visado a lo útil. Tenemos como muestra el sustantivo ‘esplendor’. Se documenta ya en el siglo XIV, lo empleaban algunos doctos para ilustrar su estilo, pero poluló durante cientos de años por los arrabales del idioma sin entrar. Cuando a Góngora se le ocurrió usarlo, cayeron sobre poeta y vocablo denuestos enardecidos; sus discípulos emplearon pródigamente ‘esplendor’ a lo largo del XVII, pero era en pláticas de poetas de las que nadie hizo caso.

Hasta el ochocientos no se estableció la normal circulación de ‘esplendor’. No sólo se documenta en la poesía: anda ya por los escritos más ordinarios. ¿Que había propiciado un triunfo tan repentino? Ni más ni menos que el desarrollo de la prensa: los escritores del XIX solían ser políticos y periodistas y su contacto con el público era directo, extenso y frecuente. Mediaban entre las innovaciones y los hablantes con extraordinaria eficacia. Esas innovaciones podían ser  viejos latinismos como el citado, o voces tomadas de lenguas modernas.”

Imagen:https://www.google.com/