Se detectó primero en los países
americanos y ha proliferado, oyéndose hoy con muchísima frecuencia. Consiste en
el uso del “de que” en lugar de “que” delante de oraciones complementarias de
verbos como mandar, decir, pensar, contar, proponer, temer, suplicar…
Por ejemplo: “pensé de que no vendría”, “le supliqué de que no me
multara”, “nos dijeron de que era
mentira”… en lugar de “pensé que no vendría”, “le supliqué que no me multara”, “nos dijeron que era mentira…”
Lázaro Carreter nos dice que es un
vulgarismo y no una vulgaridad, hay que evitarlo. Explica que la diferencia
entre vulgarismo y vulgaridad está en que la vulgaridad procede con afán de
distinguirse, de ser moderno, de aparentar, mientras que el vulgarismo procede
de quien sin tener otros recursos, cree de buena fe que es así como se habla.
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