La palabra proviene del latino “labor”
(deslizarse). “Lapsus” significa pues “tropiezo o equivocación”. Así el
conocido “lapsus linguae” no es otra cosa que una equivocación al hablar.
El
Diccionario de Autoridades da a “lapso” (que no lapsus) el significado de deslizamiento,
el curso con que va pasando el tiempo. La Real Academia le añade también el
significado de equivocación.
Dice Lázaro Carreter que lo aberrante es
el uso de “lapsus” en lugar de “lapso”. Es decir, como “espacio de tiempo”,
porque en español, la voz latina “lapsus” sólo se usa correctamente como
equivocación, especialmente la que se comete al hablar o escribir.
Es decir, “lapso” admite los dos
significados (espacio de tiempo y equivocación), mientras que “lapsus” admite
sólo el de equivocación.
Así que “hacer un lapsus”, nunca deberá
decirse con el sentido de hacer un alto, una pausa o un descanso, sino en el
sentido de cometer un error o equivocarse.
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