Dice Lázaro Carreter: “Ahí
están los extranjeros que, patera o autobús mediante, huyen de su hambre
nacional y a los que aquí llamamos justamente “inmigrantes”: han entrado en
(in-) nuestro país y en él están. Hay caos, en cambio, cuando, al recordarlos,
se les llama “inmigrantes” a los españoles que fueron a buscarse el pan entre
sobras europeas. Se producía así una salida “fuera” de su tierra (e-), esto es,
una “emigración”: avergüenza de tan elemental. Pero el reduccionismo practicado
por muchos comentaristas e informadores va a cercenar el par de antónimos:
ahora, todos “inmigrantes”.
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