Son
muchas las palabras prefijadas por el “autos” (“mismo”) griego: autócrata,
autonomista, autoclave, autoservicio, automoción, etc.
La
mayoría de estos “autos” se nos introdujeron a través del francés y todos están
consolidados y admitidos. Pero, últimamente a alguien se le ha ocurrido -y
parece que con éxito a juzgar por la rapidez con que su uso se ha extendido-
prefijar la palabra “suicidio” con el mencionado “autos”. De aquí el
disparatado “autosuicidio” o “autosuicidarse”.
La
palabra suicidio viene definida como “quitarse violentamente y voluntariamente
la vida”.
Lázaro
Carreter nos dice que “auto, prefijado a suicidarse es albarda sobre albarda,
mejor dicho, sobre dos albardas, puesto que la idea de darse muerte a sí mismo
ya viene expresada suficientemente en el verbo por el “sui” y por el “se”.
¿Acaso
se ignora la función refleja del me -te -se -nos y -os, añadidos a la forma
verbal (me suicido, te suicidas...)?
¿Seremos
tan estúpidos que acabaremos diciendo también “autopeinarse”, “autovestirse”,
“autosudar”?
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