CON EL DARDO DE LÁZARO
Visceral
Dice Lázaro Carreter:
“No era ‘víscera’ un vocablo frecuente en
nuestro hablar cotidiano. Preferíamos ‘entrañas’,
o el nombre de cada una, estómago, corazón, riñón..., sobre todo en las guisos.
Impresionaría comerse una víscera, porque parece más de mesa de autopsias que
de culinaria. Menos aún se ha usado esa palabra, o el adjetivo derivado ‘visceral’, en sentido figurado. Las
entrañas y sus cálidas variedades sí, haciéndolas responsables de actitudes y
sentimientos íntimos. Carecer de ‘entrañas’
o de ‘corazón o de ‘estómago’ es
antiguo y acreditado modo de hablar; como lo es el empleo de tal casquería para
referirse al valor: tener ‘corazón,
hígados o redaños’, y sobre todo, aquello de la presunta cavidad (o sus
metáforas, tipo ‘agallas’: no hace
falta recordarlas).
Pero, repito, ‘víscera’ no había producido sentido
figurado alguno, hasta hace pocos años, en que empezó a hablarse de actitudes,
odios o comportamientos ‘viscerales’,
queriendo significar que proceden de un fondo irracional incontenible.”
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