viernes, 13 de marzo de 2020


Pactar una unidad básica

Dice Lázaro Carreter:

“Tal vez porque algunos académicos hayan empleado tal estilo, ‘academicismo’ se ha hecho, en ciertas opiniones, sinónimo de ‘académico’ con grave error. Puede asegurarse, por otra parte, que ha habido siempre más relamidos academicistas entre los aspirantes a académicos que entre quienes lo son. La realidad es que la Academia no posee un modelo propio de lengua –menos ahora que nunca- y que su misión de hoy suele ser muy mal comprendida. La Academia no puede aspirar a imponer modos de hablar ni de escribir. Primero porque los idiomas no se construyen en los laboratorios, sino en la sociedad que los emplea. Después, porque España no es dueña de la lengua española: ni siquiera es ya la nación en que esa lengua cuenta con mayor número de hablantes: México nos supera. De ese modo, sus funciones reguladoras se supeditan a la de negociar, pactar en pie de igualdad con los demás países el condominio, una ‘unidad básica’ que garantice, porque es social, cultural y hasta económicamente necesaria, la perduración de un sistema lingüístico común.”

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