Pactar una unidad básica
Dice Lázaro
Carreter:
“Tal vez
porque algunos académicos hayan empleado tal estilo, ‘academicismo’ se ha hecho, en ciertas opiniones, sinónimo de ‘académico’ con grave error. Puede
asegurarse, por otra parte, que ha habido siempre más relamidos academicistas
entre los aspirantes a académicos que entre quienes lo son. La realidad es que
la Academia no posee un modelo propio de lengua –menos ahora que nunca- y que
su misión de hoy suele ser muy mal comprendida. La Academia no puede aspirar a
imponer modos de hablar ni de escribir. Primero porque los idiomas no se
construyen en los laboratorios, sino en la sociedad que los emplea. Después,
porque España no es dueña de la lengua española: ni siquiera es ya la nación en
que esa lengua cuenta con mayor número de hablantes: México nos supera. De ese
modo, sus funciones reguladoras se supeditan a la de negociar, pactar en pie de
igualdad con los demás países el condominio, una ‘unidad básica’ que garantice, porque es social, cultural y hasta
económicamente necesaria, la perduración de un sistema lingüístico común.”
Imagen:https://www.google.com/
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